
se llevan a su máxima expresión. Entre retratos de Watteau y música
de Haydn, la aristocracia disfruta de un mundo luminoso, hedonista y sensual.
Amoríos, infidelidades y libertinaje están a la orden del día para una nobleza
que considera que tiene derecho a todos los caprichos y a ninguna de las
obligaciones...
Protagonistas de su tiempo: Donatien de Sade, el divino marqués
Música para el juego