12 de junio de 2014

El juego de la inocencia


¿Por qué una historia y no otra? Quizá porque algunas te enganchan y ya no te sueltan hasta que decides adentrarte en ellas. El juego de la inocencia nació como una pequeña fantasía: la joven virginal y seducida. Voluntaria y placenteramente seducida. Apenas había escrito antes escenas eróticas y era un género en el que temía no encontrarme segura.
Pero como todo lo arriesgado me tentaba.
Lo fui rechazando, y la idea en lugar de irse de mi cabeza crecía; en detalles, en momentos, en sensaciones, en sentimientos. En quiebros oportunos y convenientes al contexto.
Hasta que ya no lo pensé más y me lancé.
Empecé despacio y poco a poco las páginas fueron acumulándose. No estaba convencida, pero a veces, cuando releía, incluso me resultaba extraño que las hubiese escrito yo. Eso es de las mejores cosas que te pueden pasar cuando escribes.
La terminé, la volví a leer, perfilé escenas y afilé actitudes y cuando ya estaba listo, todo lo listo que puede estar algo en lo que confías tus sueños y tus mejores palabras, lo envié al Certamen Vergara-RNR.
Tuve suerte. El juego de la inocencia no es una novela romántica al uso. Su protagonista masculino no es lo que se dice un héroe clásico y ella tampoco es un dechado de virtudes. Pero la suerte fue que me encontré con un jurado que miró más allá de la superficie y confió en una historia de cambio, de crecimiento, de entrega, de sorpresas y, ante todo y sobre todo, de amor. Fue una de las cinco finalistas del IV Certamen.
Tres meses después salió publicada en la Selección RNR con B de Books y yo estaba tan emocionada como aterrada. Porque era distinta, porque temía haberme pasado o quedado corta, porque no estaba segura de ser capaz de plasmar lo que yo quería transmitir... Por otro lado, la historia a mí me parece preciosa, no lo puedo evitar. Con todas sus imperfecciones, por supuesto, pero yo quiero a Louis y comprendo a Hélene y siento cada palabra y hasta cada signo de puntuación —porque una pausa es tan importante a veces como una declaración.
La verdad es que la acogida superó con mucho mis previsiones. También es cierto que Hélene y Louis no gustaron a todos y lo siento por quienes esperaban otra cosa, pero lo cierto es que, si tuviese la oportunidad, volvería a escribirlos exactamente igual.
Así que, si decidís leerlo, no puedo prometeros que os gustará El juego... , todo cuando puedo hacer es agradecéroslo.